Secretos en la oficina

Secretos en la oficina

ScreenHunter 6827 Feb. 01 13.32

Si hubiera que resumir mucho el origen de los conflictos que te envuelven en tu trabajo tal vez se pueda concluir que la relación con tu jefe, la forma en la que te vendes o te mueves hoy en las redes sociales; y la decisión de ser demasiado transparente, pueden condicionar tu vida laboral. Parece evidente que con tus compañeros de oficina pasas cada día más tiempo que con tu propia familia y amigos. Por eso, aunque ser honesto es una norma, no debes excederte en la información que facilitas.

Hay cinco situaciones en las que la discreción y una buena gestión personal pueden ayudarte a no tener problemas. Para empezar, está la forma de manejar el supuesto de que te enteres con antelación de que vas a ascender y te convertirás en el jefe de los que ahora son tus compañeros.

También está el caso de que seas el favorito de quien manda, con una relación de confianza profesional que te otorga una posición predominante dentro de tu organización. Aunque no puedas ocultarlo, se trata de no alardear de ello. A esto se une la norma de no hablar demasiado sobre lo que ganas, y por supuesto acerca de lo que crees que mereces, en comparación con el resto.

 

1. Te van a ascender y serás el jefe de todos…  a pesar de que el lugar de trabajo es un sistema social, y es fácil socializar, a menudo puede suceder que al finalizar la relación laboral, aquellos a quienes se consideró un día amigos o enemigos dejan de serlo. Hay que tener muy claro que en el lugar de trabajo se debe mantener un rol determinado. Hay que ser consciente de los límites y fronteras personales en la relación con los demás. La información es un intangible muy preciado, y por eso algunos la confunden con el poder. En función de los límites que uno se marca, la información que se comparte debe ser una u otra. Por eso, si has sido designado como el siguiente jefe de quienes hoy son tus compañeros, y estás en la fase en la que esa información no puede ser compartida, resulta determinante gestionar qué puedes revelar sobre ti mismo, sobre todo si sabes con antelación que vas a ser el jefe. Cuida tus apariencias. Si se percibe que tienes reuniones con tu jefe, más que con el resto, o que dedicas mucho más tiempo a unas personas que a otras, cuando mandes eso puede ser perjudicial para tu reputación. Centra tu energía en realizar tu trabajo lo más profesionalmente que puedas, porque esto te ayudará también a que se entienda la decisión de que eres la persona más preparada para el puesto. 

2. Eres el favorito de tu jefe, su mano derecha
. La amistad con quien manda puede beneficiarnos, pero también es un arma de doble filo que en algunos casos resulta tóxica, tanto para el jefe como para el empleado. Hay que tener en cuenta que cuando un jefe se involucra excesivamente con las personas de su equipo pierde objetividad. Debes prepararte para el hecho de que, cuando las cosas se pongan complicadas para quien manda, éste podría abandonarte a su suerte. Si eres el favorito del jefe, su mano derecha, y eso te otorga una posición privilegiada en la organización, has de tener en cuenta que, tarde o temprano, la gente se va a enterar. Esta realidad es mucho más habitual de lo que parece, y por ello, requiere de mucha madurez por todas las partes, y hay que distinguir muy bien la relación profesional de la personal.

3. No piensas decir a tus compañeros cuánto ganas. Decir cuánto ganamos no debería ser un tabú si nuestra empresa practicara una política de transparencia salarial sana que no estuviera basada en criterios subjetivos o en culturas paternalistas. Pero esto no suele ocurrir en el modelo de organizaciones que impera en los países latinos, donde la cuestión de hablar de nuestro sueldo es algo prohibido que está marcado a fuego en nuestro código genético profesional. Pocos son capaces de dar pistas reales sobre su situación retributiva real. Esto tiene que ver con la falta de transparencia que existe en muchas organizaciones. las reglas del juego en materia retributiva y por qué unos ganan más que otros. Aunque no estés satisfecho con tu sueldo, no sirve de nada proclamarlo, ya que las indiscreciones en este sentido incomodarán a tus compañeros y te dejarán en evidencia frente a tus superiores.  Además, si desconoces las bandas salariales, en qué posición te encuentras o a qué puedes aspirar en función de tus méritos, careces de las referencias reales que te permiten decir que estás mal pagado. 

4. Nadie debe conocer tu doble vida en las redes. Es mejor pasar inadvertido a utilizar nuestra marca personal de forma desastrosa, porque ese mal uso puede llevarnos a perder nuestro trabajo y a que un futuro empleador pueda rechazarnos. Lo que hagas bien y los errores que cometas te acompañarán para siempre. Ni siquiera cuando te quedas en paro podrás disimular ni ocultar tu realidad, porque esa falta de actividad en las redes, o los cambios que se reflejan en éstas, hablan de tu situación personal y profesional. Gestionar tu branding personal de manera desastrosa se convierte en un obstáculo para encontrar trabajo o para conservar el que tienes. Algunos estudios internacionales revelan que el perfil que mostramos en Facebook es ya un predictor de nuestro éxito profesional. El número de seguidores o la popularidad que obtengas en las redes sociales ya no es ni siquiera un elemento diferenciador. Debes ofrecer argumentos sólidos y constantes para demostrando que eres un profesional valioso.

5. Jamás revelarás que estás buscando un nuevo trabajo. Siempre hay que salir bien y de forma elegante de la empresa en la que trabajas. Esta es la norma que debes seguir si buscas un nuevo empleo desde tu trabajo, o incluso si ya lo has conseguido y has decidido irte. Pase lo que pase, por mal que estés con tu jefe y por muy harto que estés de tu empresa; por mucha ilusión que tengas por el nuevo puesto que has logrado y del que nadie en tu oficina sabe nada… Sigue así, no digas nada; sé profesional y actúa con eficacia. El rendimiento y el desempeño no pueden bajar hasta el último momento. Cuando te surja algo y hayas firmado, infórmale de que te marchas, sin estridencias. Si a pesar de todo tienes dudas, valora si en tu organización se permiten las conversaciones abiertas; analiza cómo es tu jefe y tu relación con él.

vía: emprendedores&empleo

 

Sobre el autor

admin administrator

Deja un comentario