Muchos pagan por comer delicatesen o visitar lugares exóticos y alejados del mundanal ruido, pero unos pocos afortunados cobran salarios nada desdeñables por hacerlo, si bien en la mayoría de los casos sólo una minoría puede cubrir estos puestos.
Catador
Aunque te cueste creerlo, hay personas a las que pagan simplemente por comer exquisiteces. Eso sí, profesionalmente. Tener un paladar capaz de discernir los más sutiles matices de ciertas comidas puede hacer que llegues a embolsarte, entre 22.000 y 44.000 euros al año. Ahora bien, no todos cuentan con el currículum adecuado para ser catadores profesionales: además de distinguir la más mínima variación de los sabores, también deben juzgar el olor o la apariencia de los productos que caten. Tampoco está de más cierta formación sobre la industria alimentaria, que puede proporcionarte la empresa en la que trabajes.
Si te apasionan los helados y crees que reúnes los requisitos para ‘comerlos profesionalmente’ podrás optar, según Forbes a un salario de 41.000 dólares al año. Serás el ‘conejillo de indias’ que probará nuevas combinaciones de sabores y valorará su posible éxito entre los consumidores. Este trabajo también tiene una parte más rutinaria: los catadores profesionales realizan cada día un control de calidad sobre una muestra de los helados que se produzcan en la compañía y evaluarán si su sabor, textura y aspecto son óptimos para que lleguen al mercado.
Otro trabajo que puede ser igual de apetecible es el de catador de chocolate, el sueño de todos los golosos, o el de probador de diferentes variedades de café, té o vino. ¿Lo malo? No siempre te gustara lo que pruebes y tendrás que renunciar a ciertas comidas que puedan alterar tu sentido del gusto, como las más picantes. También puede que tu estómago se resienta o que no quieras volver a probar el té, el helado o el chocolate nunca más.
Probadores profesionales
¿Pueden pagarte por dormir o jugar a videojuegos? La respuesta, aunque te cueste creerlo, es sí. A los que nunca pueden esperar para probar los juegos de tu consola favorita quizás les interese convertirse en beta tester. El trabajo de estos profesionales requiere contar con muchas horas de vuelo en el mundo gamer, manejar con destreza el mando y, la mayoría de las veces, un nivel alto de idiomas. Aunque a primera vista parece un trabajo fácil, puede volverse repetitivo ya que probar, probar y probar el juego y comprobar que todo funciona bien para que llegue al mercado sin ningún fallo puede acabar hasta con los más vocacionales. El sueldo suele rondar los 16.000 o 20.000 euros al año y no se trata de una profesión exclusiva de países con gran tradición tecnológica como EEUU. En España, Electronic Arts ha ‘encerrado’ en sus oficinas de Madrid a una veintena de estos profesionales para evaluar la calidad y los fallos de sus últimos estrenos.
Pero existen otras profesiones de este estilo que, a priori, no requieren pisar una oficina. Una de las más solicitadas, pero menos comunes, es la de probador de camas. El empleo consiste en dormir en diferentes colchones y realizar informes sobre la comodidad de cada uno de ellos. Como indicativo del salario que se puede llegar a percibir tenemos el caso de Roisin Madigan, una estudiante inglesa que se embolsó 1.200 euros al mes en 2009 por dormir en diferentes camas de la empresa Simon Horn.
Si lo tuyo son los parques acuáticos, también podrás encontrar en ellos tu oferta de trabajo ideal. No supervisarás la seguridad de las atracciones ni ayudarás a los visitantes, solamente tendrás que tirarte una y otra vez por las atracciones como «probador de toboganes acuáticos profesional». Como el anterior, no es puesto muy común, pero el año pasado Seb Smith, otro universitario británico, logró convertir su pasión en trabajo y cobró 22.700 euros por seis meses en el resort First Choice Holidays.
Turista profesional
Viajar es un placer en el que muchos se dejan gran parte de su sueldo, pero hay algunos afortunados que cobran por visitar lugares con los que otros sueñan y contar sus experiencias en sus blogs o publicaciones especializadas.
Esta misma semana, la compañía Expedia ofrecía 5.000 euros al mes a una persona para viajar por todo el país durante un año. La iniciativa se lanzó simultáneamente en España, Italia, Alemania, Francia, Países Bajos y Reino Unido, y aunque las plazas son limitadas, aún estás a tiempo si quieres resultar elegido.
Otro marca española de ropa deportiva, Grifone, lanzó también una campaña similar en la que ofrecía a un intrépido montañero perderse cuatro meses en el Pirineo viajando en autocaravana y contar su experiencia en un blog por 1.500 euros al mes. Un ejemplo más de este tipo de profesional es Cherie King, una de las protagonistas de los últimos anuncios del Ipad Air.
Los requisitos en ese caso pasan por tener ganas y disponibilidad para viajar y tener dotes comunicativas para que los blogs o guías de viaje sean efectivos y animen a posibles turistas. Este tipo de trabajo no tendrá muchos contras para los que adoren conocer nuevos lugares, pero muchas veces les requerirá estar largas temporadas lejos de casa, una lacra para los más hogareños.
Cuidador de isla paradisíaca
Lo llaman «el mejor trabajo del mundo» y no sin razón. ¿En qué consiste? El afortunado sólo tendría que ‘cuidar’ durante seis meses de la isla Hamilton (Australia) y contar la experiencia día a día en un blog. Por su trabajo, el guardián de este trozo de paraíso ubicado en la barrera de Coral cobraría 100.000 euros. Esta inusual oferta laboral formó parte de una campaña de marketing que se lanzó en 2009 para promocionar el turismo en Australia. El británico Ben Southhall fue el que se alzó finalmente con este puesto que quisieron cubrir miles de candidatos de todo el mundo.
Para poder firmar el contrato, a los solicitantes se les pedía saber nadar y bucear, tener don de gentes y comprometerse a hacer fotos y vídeos de la experiencia y compartirlos en la red. A los evidentes atractivos que iban implícitos en la oferta se sumaba el alojamiento en una mansión a pie de playa. Pero la experiencia no resultó tan envidiable como parecía en un principio y Southhall tuvo que afrontar jornadas laborales que se alargaban más de lo previsto y la presión que le causaba el interés constante de medios de comunicación.
Aun así, Australia tomó nota de esa repercusión mediática y volvió a repetir la fórmula de «el mejor trabajo del mundo» el año pasado, aunque esta vez serían seis los afortunados y acometerían tareas más variadas: degustar la cocina típica de los mejores restaurantes del país, cuidar canguros y koalas o recorrer los mejores night clubs y festivales australianos. Los afortunados recibieron, al igual que Southhall, 100.000 euros por un semestre de trabajo.
Ejecutivo falso
Si resultas convincente en el papel de directivo y estás dispuesto a fingir que lo eres delante de hombres de negocios asiáticos, este trabajo está hecho a tu medida. Desde hace años algunas firmas chinas contratan a hombres de apariencia occidental para que sus socios crean que están bien conectadas con el mercado europeo o estadounidense aunque, en realidad, nunca se hayan planteado cruzar la frontera de su propio país.
Para entrar a formar parte de la plantilla a estos falsos ejecutivos se les requiere una buena apariencia, disponibilidad para asistir a eventos y, llegado el caso, estar dispuesto a dar un pequeño discurso sobre las bondades de la empresa. El mayor obstáculo al que se enfrentarán los que quieran desempeñar este empleo es que las ofertas de este tipo no suelen aparecer en Internet o en los periódicos: lo más habitual es el boca a boca, que se contrate a conocidos o amigos con una vocación de actor frustrada.
El salario de estos falsos tiburones, que suelen cotizar como expertos en control de calidad, puede alcanzar los 750 euros por semana. Eso sí, no suele ser un trabajo fijo, dependerá de las necesidades de la firma en cuestión.
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