Los antiguos proverbios ya nos los advertían: “no abras la boca si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio” o “en boca cerrada no entran moscas”. Y esto vale para la vida, pero sobre todo es esencial recordarlo en un ambiente laboral, donde cuanto digas y cómo lo hagas cuenta, y puede marcar la diferencia entre un ascenso o verte de la noche a la mañana de patitas en la calle.
Puede que seas una de esas personas que siempre va con la verdad por delante, que no te calles ni debajo del agua o que te escudes en que ‘yo soy así’, pero, afrontémoslo, en el juego de tronos del mundo laboral, tu jefe, por muchas cañas que se tome contigo después del trabajo, sigue siendo quien reparte cartas. Así que honestidad, sí, pero con matices. Al menos esto es lo que recomienda un artículo publicado en Business Insider, donde recogen las 24 frases que nunca deberías decir a un superior, a menos que quieras facilitarle el trabajo de que te despida y de forma procedente.
“Es importante ser cuidadoso con lo que se le dice a un jefe, cualquier pequeñez puede poner tu carrera en el punto de mira”, explica Ryan Kahn, ‘coach’ laboral, fundador de The Hired Group, y autor de Hired! The Guide for the Recent Grant, quien añade que “la clave es analizar cada pequeño detalle, forma y contenido, en tus interacciones con él”.
Un argumento con el que está de acuerdo la experta en relaciones laboralesLynn Taylor, autora de Tame Your Terrible Office Tyrant: How to Manage Childish Boss Behavior and Thrive in Your Job : “Hay ciertos comentarios y cuestiones basadas en una perspectiva errónea que pueden cambiar la relación que tienes con tu jefe y, de hecho, incluso sabotear una futura oportunidad de empleo si no te contienes”, explica.
Lo que los expertos nos recomiendan es tomarnos un tiempo para reflexionar antes de quejarnos y examinar qué es lo que queremos conseguir de la charla con nuestros jefes y anticiparnos a su posible reacción a nuestras quejas. Es decir, aquello de que la mejor defensa es un buen ataque debe cambiar a ‘la diplomacia y la estrategia son los principales aliados del éxito’.
Así, además de evitar los obvios insultos y amenazas, si te propones criticar una decisión o solicitar un ascenso, estas son las frases y palabras que, según los expertos, debes apartar de tu discurso.
1. «Estás equivocado»
“Criticar abiertamente o señalar los errores de tu jefe es la forma más rápida de ser excluido de futuras reuniones y que no te hagan ni caso la próxima vez que quieras hablar”, cuenta Rosalinda Oropeza Randall, experta en etiqueta y protocolo y autora de ‘Don’t Burp in the Boardroom’. Por el contrario, si creemos que nuestro responsable ha cometido un fallo, podemos aproximarnos de otras formas más adecuadas: “Puedes decirle algo así como: quizás esté equivocado, pero tengo la impresión de que…”, lo que deja sin defensas a la otra persona porque le obliga a reconsiderar la información que te ha dado. “Cualquier frase que uses debería ser en tono cordial y con voluntad de ayudar”, continua.
2. «No puedo»
Un craso error que sólo indica a los demás que no tienes confianza en ti mismo ni voluntad para intentarlo reiteradamente hasta que consigas tu objetivo. Y esto no gusta a nadie, especialmente a los jefes, insiste Taylor.
3. «No es mi trabajo»
¿Recuerdan aquella clásica obra de Melville, ‘Bartleby el escribiente’, donde el oficinista siempre evitaba realizar su trabajo fomulando la célebre frase: “I would prefer not to”; poco más o menos provoca el mismo efecto, y no quieran saber lo que le ocurrió a Bartleby.
Quién crea que las funciones en un puesto de trabajo son inmutables y que nunca, bajo ninguna excepción, va a tener que realizar una tarea que le sorprenda o que no sea estrictamente su cometido, se equivoca; otra cosa diferente es que se convierta en algo cotidiano… “Lo que se espera de un profesional es que sea flexible, que pueda trabajar en equipo y que haga la vida de su responsable un poco más fácil. Además, cuantas más habilidades seas capaz de dominar, más indispensable te vuelves dentro de la organización”, sostiene la experta en relaciones en el entorno laboral. Y Ryan Kahn añade: “diciendo que no tienes la actitud para salir de un rol establecido, estás también comunicando que no pretendes trabajar para el éxito de la compañía”.
4. «No tengo ni idea»
Nadie espera que tengas las respuestas a todas las preguntas, pero antes de encogerte de hombros y menear la cabeza, es mucho mejor decir que vas a hacer todo lo posible por encontrar la solución. “Cada vez que tu jefe tiene que hacer el trabajo por ti, asume que no puede contar demasiado contigo”.
5. «No»
Hay muchas ocasiones en la vida en que decir un ‘no’ a tiempo nos libera de muchos problemas, pero en el entorno laboral debemos pensarlo dos veces antes de negarnos a algo. No es que tengamos que arrodillarnos y exclamar ‘sí, bwana’ cada vez que nuestro responsable nos pide que hagamos algo, pero como no acompañes tu negativa de un argumento sólido las cosas solo irán de mal en peor. “Por ejemplo, si tu jefe te pregunta si tienes tiempo para trabajar en un proyecto concreto hoy y realmente no lo tienes, o es tu día libre, en vez de contestar un simple y llano ‘no’, intenta responder algo del estilo: “Hoy será un poco complicado si quieres que, además, me centre en la presentación de la compañía. ¿Prefieres que me dedique mejor a la otra tarea?”.
6. «Lo intentaré»
Algunas personas piensan que es una respuesta más que aceptable, ya que cuando “intentas” algo se presupone que pones lo mejor de ti mismo en esa tarea, pero no para un jefe, porque le haces sentir inseguro respecto a si puedes tener el trabajo hecho o no. “Imagínate a ti mismo preguntándole a tu jefe si puede darte dos semanas de vacaciones o un adelanto y que él te dé por toda respuesta un: ‘lo intentaré’”, explica Taylor.
7. «Eso no es lo que oí yo»
Evitar los rumores y las conjeturas está bien, pero si no estás seguro de algo deberías comprobarlo o esperar a que las cosas se aclaren antes de cometer riesgo que te hagan parecer poco profesional.
8. «¿Y qué saco yo de esto?»
Muchas veces tu trabajo también conlleva ayudar a otras personas y departamentos. A nadie, y menos a los jefes, les gustan las personas que no saben trabajar en equipo, señalan los expertos.
9. «Lo siento, pero…»
Está bien disculparse, pero en un terreno profesional se espera un poco más de nosotros. Podemos añadir, sugieren los expertos, algo así como “estaré mucho más atento la próxima vez”, que un simple “lo siento” seguido de una excusa.
10. «Hoy tengo un mal día. Me han dejado»
Todos somos humanos y tenemos problemas personales; las compañías también son comunidades, pero cuando trabajas deberías saber dejar lo otro de lado, aunque no rindas 100%, explica Randall. “No significa que tus heridas no duelan, pero, ¿por qué debería pararse el mundo hasta que tú superes tu ruptura? Antes es mucho mejor tomarte un día libre”, sostienen.
11. «Lo hice lo mejor que pude»
Una de las peores frases que se pueden decir, porque si cometes un error y de verdad lo has hecho lo mejor que podías, eso no dice gran cosa de tus habilidades. Cámbiala por: “Lo haré mejor la próxima vez”.
12. «Ya lo he intentado antes»
Los jefes no soportan la pereza. “No te apresures a contestar tan rápido; tal vez tu jefe tiene en mente otra cosa y ni siquiera le has dado opción, sugiere Taylor. La alternativa es agradecer cualquier idea que puedan darte y mostrar una actitud receptiva para probar todo aquello que pueda hacer tu trabajo más efectivo.
13. «Me largo»
Amenazar no es precisamente lo más sabio que pueda hacer alguien en tu posición, porque siempre hay alguien que pueda hacer realidad tu farol, o empezar a considerar que en cualquier momento y si las cosas no te son favorables, puedes dar un portazo y largarte con viento fresco.
14. «Yo pensaba que…»
Esta frase frustra a muchísimos responsables, hartos de que los empleados no escuchen y se limiten a hacer juicios de valor. “Errar es de humanos, pero no asumir los errores acabará con tu carrera”, Taylor dice.
15. «En mi anterior trabajo lo hacíamos así»
Evita comparaciones. Si tienes un modo más efectivo de hacer tu trabajo, coméntalo y ponlo en práctica, pero a ningún superior le gusta que le restriegues que el ‘know-how’ de otra compañía es mucho mejor.
16. «No es mi culpa, sino la de Juan»
¿En serio? ¿Todavía no te has dado cuenta de que no estás en el colegio? Y si lo estuvieses, seguramente te habrías ganado una colleja. «Asumir responsabilidades es básico. Si eres percibido como un chivato, algún día tu jefe cuestionará quién de los dos, el acusica o el acusado, miente».
17. «El anterior lo hacía mejor o diferente»
“Los jefes a menudo piensan que sus métodos son mejores que los de sus predecesores y eso les gusta. A menos que lo que esté haciendo sea un error claro, no fastidies a tu jefe con el modo antiguo de hacer las cosas porque es mejor para ti. Adáptate”, sugieren.
18. «No puedo trabajar con él/ella»
De nuevo en el patio del colegio. ¿A qué juegas? Este no es un comportamiento aceptable en un lugar de trabajo; si no eres capaz de trabajar con otras personas muy diferentes a ti y resolver los conflictos, jamás obtendrás buenos resultados.
19. «Hay favoritismos…»
El ‘por qué siempre Juan o Sara y yo no’ es una actitud infantil y nada inteligente. Antes bien es mejor que pienses qué quieres conseguir y luches por tu objetivo, sin compararse con nadie o acusar, actitudes ambas bastante mezquinas.
20. «Estoy aburrido»
Puede que tengas un momento de debilidad y compartas tu aburrimiento conla persona equivocada: tu jefe, pero piensa que te están pagando para que seas productivo y te muestres entusiasta y lo mejor sería que intentases buscarle alicientes a tu trabajo (o empezar a enviar currículos).
21. «Quiero hablar con Recursos Humanos»
“Pasar por encima de la autoridad de tu responsable no es la mejor opción, a menos que vayas a hacer algo muy determinante o no tengas otro recurso”, cuestiona Taylor. Y si vas a hablar con Personal, no seas tonto y no se lo comentes antes.
22. «No tengo una solución»
Para ello el ‘coach’ laboral Ryan Kahn tiene una máxima de oro: “los líderes hablan de soluciones; los seguidores, de problemas”. ¿A cuál de las dos categorías quieres pertenecer?
23. «Estoy ocupado. ¿Te importa esperar?»
Tu responsabilidad es preguntar a tu jefe si las prioridades han cambiado, ya que tus objetivos deben estar alineados con los del departamento. “Las prioridades no son estancas la mayoría de las veces, lo mejor es asegurarte de que no se ha producido un cambio de rumbo”, recomiendan los expertos.
24. «Es imposible»
Admitámoslo, nadie quiere a las personas negativas; de hecho, la negatividad es contagiosa. Lo mejor que puedes hacer si tu responsable te plantea una tarea complicada es comunicarle tus miedos e intentar que se ponga en tus zapatos. Recuerda escoger tus argumentos cuidadosamente cuando te encuentres desbordado de trabajo y no sepas cómo salir, si no quieres acabar siendo esclavo de tus palabras.
25. ¿Puedo salir más temprano? No hay mucho trabajo
Está bien que necesites salir antes un día, pero no añadas la coletilla final. Recuerda que siempre hay algo pendiente que uno jamás tiene tiempo de hacer y los jefes lo que quieren ver es iniciativa, recomienda Taylor.
Via: elconfidencial.com
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