El cerebro femenino cuenta con un 11% más de neuronas en las áreas de lenguaje y audición que el masculino, lo que facilita y agiliza el liderazgo empresarial. Pese a ello, las mujeres siguen encontrándose muchos obstáculos en su día a día profesional.
Hay un incremento de organizaciones que apuestan por el liderazgo femenino. Las aptitudes y capacidades más desarrolladas en las mujeres cobran cada vez más valor en la capacidad para liderar: la empatía, la cooperación, la gestión emocional o la escucha activa, entre otras.
La evolución de la mujer ejecutiva en el mundo empresarial es cada vez más evidente, al igual que es más frecuente encontrar puestos de alta responsabilidad ocupados por mujeres.
Las diferencias funcionales entre hombres y mujeres les otorgan características singulares para el procesamiento del lenguaje, el manejo de emociones y la resolución de conflictos.
Diferencias fisiológicas en el cerebro femenino, como la existencia de un 11% más de neuronas en las áreas de lenguaje y audición, dan a las mujeres una mayor agilidad verbal. La presencia de zonas más grandes asociadas con las emociones y la memoria en el hipocampo aportan también una mayor habilidad para expresar y compartir emociones y desarrollar empatía.
Estas características permiten a las mujeres conectar más profundamente con las personas, evitar conflictos e impulsar un estilo de liderazgo más comprensivo, empático y colaborativo que contribuye a generar menores niveles de estrés.
Así mismo, la gestión de la empatía y de las emociones positivas ayuda a elevar los niveles de consciencia y compasión en los equipos de trabajo. Estos atributos femeninos refuerzan necesidad de contar con mujeres en equipos de liderazgo en todos los niveles de la organización.
La principal preocupación es compaginar la vida laboral con la familiar, por lo que otro objetivo que comparten muchas de ellas es llegar a conseguir el equilibrio entre ambas facetas. Y aquí es donde el coaching y el mentoring cobran un valor único y una ayuda esencial para ellas.
El coaching les ayuda a tomar consciencia del momento en el que están, y el coach les acompaña con el objetivo de que consigan los objetivos profesionales establecidos, mejorar sus habilidades de liderazgo o saber gestionar el estrés, entre otros.
El mentoring, por su parte, les aporta los consejos y el asesoramiento de una persona experimentada (mentor) con el objetivo de incrementar eficazmente sus resultados y potenciar el desarrollo tanto personal como profesional.
vía: RRHHpress.com
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